El incremento de los gastos familiares y los altos intereses de préstamos rápidos le empujaron a una situación financiera insostenible
Un padre soltero de Tenerife ha logrado liberarse de una deuda de 25.400 euros gracias a la Ley de Segunda Oportunidad. El afectado comenzó a experimentar dificultades financieras tras el nacimiento de su hijo, pero con el apoyo de Sin Deuda Group, encontró en esta ley la solución que necesitaba para empezar de nuevo.
El afectado, que trabajaba como mecánico a tiempo parcial cuando nació su hijo, logró cubrir inicialmente los gastos derivados del nacimiento junto a su expareja. No obstante, a medida que el bebé crecía, sus necesidades aumentaron rápidamente, lo que hizo que sus ingresos ya no fueran suficientes para hacer frente a los nuevos gastos.
Recibió varias ofertas de créditos preconcedidos, tanto a través de mensajes SMS como de su propio banco, los cuales prometían aprobación inmediata sin ningún análisis previo. Ante la urgencia de los gastos y la necesidad de atenderlos, decidió aceptar estos préstamos, con la esperanza de que en el futuro encontraría un empleo mejor y podría dejar de depender de esta financiación.
Él mismo explica que cedió ante los préstamos rápidos, los cuales terminaron «enredando» su vida en lugar de brindarle la ayuda que necesitaba. «Terminas pagando muchísimo dinero que, al final, no tienes forma de cubrir», comenta.
La búsqueda de empleo no dio frutos rápidamente, lo que provocó que comenzara a acumular impagos mientras las cuotas e intereses de los préstamos seguían aumentando. A mediados de 2022, encontró un nuevo trabajo que le permitió mejorar sus ingresos y empezar a estabilizar su situación financiera. Sin embargo, las penalizaciones y los intereses ya se habían incrementado considerablemente, lo que llevó a varias entidades a exigir el pago total de las deudas de manera urgente.
La situación se volvió insostenible. Los gastos derivados de su hijo, como educación, ropa y alimentación, aumentaron considerablemente. Además, al estar separado, debía asumir el costo total del alquiler sin poder compartir los gastos, y aunque había mejorado su situación laboral, es un trabajador fijo-discontinuo, lo que implica que no trabaja durante varios meses al año. Esta realidad le dificultaba cumplir con sus obligaciones hacia los acreedores sin descuidar las necesidades básicas de su hijo y las suyas propias.
“La ley de la Segunda Oportunidad es muy buena, sobre todo para todas aquellas personas que, como yo, se endeudaron y no sabían cómo salir de todo esto”, concluye.




